Recientemente dos líderes de opinión en este campo han dado un gran paso adelante en este sentido. Ginny Paleg y Roslyn Livingstone realizaron un estudio sobre el impacto de los ejercicios de movilidad para los niños con discapacidad y los resultados son de lo más interesantes.
El diseño del estudio se centró en una cuestión específica: Para los niños con deficiencias motoras, ¿afecta de manera positiva la intervención de un andador? De los diecisiete participantes del estudio, todos ellos indicaron buenos resultados al utilizar entrenadores de la marcha, como el aumento de la movilidad, el número de pasos, velocidad, distancia y mayor independencia.
Concluyendo que la seguridad y la independencia en la movilidad en la comunidad no deben considerarse como un criterio para acceder a “Movilidad impulsada” porque todos los niños y jóvenes requieren de supervisión. Para los niños pequeños, han de tener acceso a los andadores o dispositivos de movilidad impulsada ya que puede proporcionarles la oportunidad de experimentar no solo el movimiento, sino también, el potencial para explorar sus entornos de forma independiente y voluntaria e iniciar su propia participación en tareas que le sean interesantes al niño. El andador, por lo tanto, es fundamental para su desarrollo personal general, bienestar y sentido de la vida cotidiana.
Consecuentemente se podría decir, que sí es recomendable la utilización de un andador para niños con movilidad reducida.